martes, 27 de septiembre de 2011

Exposición: "Munch, el ojo moderno"

Exposición “Munch, el ojo moderno”

Lugar: Centro Pompidou, Paris

Fecha: 21-sep-2011 al 9-ene-2012

La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 9 de enero, pretende demostrar a través de 140 obras que el pintor simbolista (1863-1944) estaba 'plenamente inscrito' en el siglo XX, a pesar de que el público suele relacionar más su trabajo con los del holandés Vincent Van Gogh (1853-1890) y del francés Paul Gauguin (1848-1903).

'Cuando uno analiza la obra de Munch se da cuenta de que las tres cuartas partes de su producción pictórica pertenecen al siglo XX' destacó el comisario de la exhibición, Clément Chéroux, quien recordó que el artista murió en 1944, 'el mismo año que (Wassily) Kandinski o que (Piet) Mondrian'.

Para Chéroux, la muestra 'Edvard Munch, el ojo moderno' es una forma de reivindicar la investigación del pintor a lo largo del siglo XX, y que se extiende a ámbitos como el de la fotografía, la cinematografía o el teatro moderno de la década de 1910.

Esa 'apertura a los debates estéticos de su época' condujo a Munch a incorporar en sus cuadros una serie de 'elementos de la modernidad' tan innovadores como las repeticiones en serie, los planos robados al lenguaje del cine, o sus múltiples autorretratos, explicó el responsable de la exposición.

Su diálogo con la fotografía, que consolidó después de adquirir una Kodak en 1902, queda patente con la presencia en la muestra de medio centenar de revelados en los que a menudo aparece el propio Munch sosteniendo la cámara con una mano, un gesto 'hoy en día habitual' pero que 'sin duda' inventó por primera vez.

'Lo interesante es que otros pintores de su época como (Édouard) Vuillard o (Pierre) Bonnard también utilizaron la cámara de fotos, pero fue para captar instantáneas que luego pintaban, mientras que él practicaba la fotografía como gesto autobiográfico', indicó Chéroux.

El género del autorretrato, que Munch abarcó ampliamente a partir de 1900 con 44 legados pictóricos y multitud de fotos y filmaciones de sí mismo, es visto, no como un gesto narcisista, sino como 'una búsqueda de su persona' muy en boga con la literatura noruega de la época que invitaba a 'escribir la vida de uno mismo'.

Aunque existe una continuidad en la pintura del artista noruego, su entrada en el siglo XX se caracteriza por mayores perspectivas, la intensificación de los colores y la suavización de los contornos, que pretenden 'multiplicar los efectos dinámicos'.

Así, los planos prominentes de personas avanzadas en el cuadro y cortadas por el enmarque, o de personas y caballos precipitándose hacia el espectador responden al 'intento de intensificar al máximo la relación entre el lienzo y el que lo observa'.

Se trata de una influencia del 'teatro íntimo' del dramaturgo sueco August Strindberg, que preconizó recortar al mínimo la distancia entre actor y espectador para facilitar la empatía emocional.

Otros recursos abordados ampliamente en la obra de Munch, como aplicar efectos característicos de los rayos X -descubiertos en su época-, o las repeticiones constantes de cuadros con 'una cierta intencionalidad catárquica' -incluso de 'El grito'-, son también la prueba, para Chéroux, de que el artista 'fue mucho más innovador' de lo que se tiende a pensar.

Presentado a menudo como un pintor introvertido y preocupado por la representación de su psique, Munch fue, sin embargo, una persona de carácter 'positivo', que escuchaba la radio o a la que le gustaba ir al cine a ver al actor londinense Charles Chaplin.

Ese intento de mostrar la imagen de un Munch 'totalmente moderno' en contraposición con el 'pintor torturado e introvertido' que muchos lo describen, es así el objetivo de las doce salas del Pompidou que, cada una desde un ángulo diferente, se empecinan en desmentir esa creencia.

Para convencer de ello al máximo de público, la exposición partirá en itinerancia al Schirn Kunsthalle de Fráncfort, hasta el 13 de mayo, para luego viajar a la Tate Modern de Londres, donde permanecerá hasta octubre de 2012.

(fuente: http://noticias.terra.es/2011/gente-y-cultura/0920/actualidad/un-homenaje-al-ojo-moderno-de-munch-estrena-la-temporada-en-el-pompidou.aspx)

Ver un vídeo sobre esta exposición, pincha aquí

Y otro del Centro Pompidou, pincha aquí

Melancólico, solitario o torturado son adjetivos que acompañan siempre al noruego Edvard Munch, autor del célebre cuadro 'El grito', pero una exposición en París revela que era un artista moderno, anclado en su realidad y al tanto de las últimas técnicas, como el cine y la fotografía.

'Munch, el ojo moderno', que abrió este miércoles en el Centro Pompidou, hasta el 9 de enero, reúne unas 140 obras del artista, la mayor parte de cuales fue ejecutada después del año 1900.

"Siempre se presenta a Munch (1863-1944) como un artista del siglo XIX, pero no es cierto: realizó las tres cuartas partes de su obra en el siglo XX. Es un pintor moderno", afirmó, tajante, Clement Cheroux, que organizó la muestra con Angela Lampe, otra experta en la obra del artista noruego.

"La mayor parte de las pinturas, esculturas, litografías presentes en la muestra fueron ejecutados en el siglo XX", precisó el comisario, que destacó que la exhibición aspira a "cambiar la percepción" sobre la vida y la trayectoria del artista noruego.

Entre los tesoros presentados por los museos noruegos para esta muestra figuran obras maestras de su primer periodo, como el espectral lienzo "L'Enfant Malade" (1896), que escandalizó en su época, y "Vampiro en el bosque" (1893), que revelan todo el poderío y el pincel simbolista y expresionista de Munch.

Chéroux reconoció que muchos quedarán decepcionados que la exposición no incluya "El Grito" (1893). "Pero ninguna de las cinco versiones de esta obra puede salir de Noruega", explicó el comisario.

Explicó que lo que el Pompidou busca es "ofrecer no una retrospectiva más -hubo muchas ya en Europa en los últimos años- sino una exposición que se erige contra los clichés que rodean a Munch, mostrando que la mayor parte de su pintura no es introspectiva, sino que parte del mundo exterior".

La primera sala de la exposición está consagrada a las primeras obras de Munch, como "La niña enferma", "La Pubertad" y "El Beso", que recuerdan lo que escribió una vez el artista noruego: "La enfermedad, la locura y la muerte han sido los ángeles que rodearon mi cuna".

Pero luego surge un Munch que vive con su tiempo, que explora, se aventura, y a quien las nuevas técnicas visuales nutren en su búsqueda pictórica. El noruego pintó bosques nórdicos, pero también marchas obreras, un incendio, la ejecución de militantes comunistas en Finlandia.

"No era un pintor recluso. Además, estaba fascinado por el cine, por la fotografía. En 1902 se compró una pequeña cámara, que utlizaba todo el tiempo. Leía revistas, diarios, veía en el cine los noticieros, le encantaba el teatro, incluso creó escenografías", indicó Chéroux. "Su pintura fue nutrida por la fotografía y cine", recalcó el comisario de la muestra, que incluye un pequeño filme rodado por Munch en 1927, cuando tenía 64 años.

"En muchas de sus obras se refleja su pasión por la fotografía, como en este lienzo donde pinta a un caballo desbocado, una composición que sale directamente del cine", subrayó el experto durante la presentación a la prensa de la exposición. Además Munch no vivía aislado: viajó por Europa, conoció las obras de Paul Gaugin y de Van Gogh, pero también a los cubistas en París, y a los expresionistas en Berlín, indicó.

"Munch no fue un pintor del siglo XIX, como se escribe siempre, sino un artista que pertenece al siglo XX", concluyó Chéroux, recordando que el noruego murió a los 81 años, el mismo año que dos artistas que impulsaron las vanguardias del siglo XX: Vasili Kandinskyk, el pionero de la abstracción, y Piet Mondrian, el padre de la abstracción geométrica.

Varios visitantes contemplan el cuadro 'Trabajadores volviendo a su casa' en el Centro Pompidou de París, este miércoles tras la inauguración de la muestra sobre el pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), titulada 'Munch, el ojo moderno'.

Una mujer enseña a un niño el cuadro 'Combate contra la muerte' en el Centro Pompidou de París, este miércoles tras la inauguración de la muestra sobre el pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), titulada 'Munch, el ojo moderno'.

(fuente: http://es-us.noticias.yahoo.com/exposici%C3%B3n-par%C3%ADs-descubre-facetas-ocultas-pintor-noruego-edvard-144149497.html)

miércoles, 27 de abril de 2011

Exposición: "Imagenes y mitos en la pintura andaluza. Colección Bellver


Exposición: Imágenes y mitos en la pintura andaluza.

Colección Bellver

Museo de Bellas Artes Sevilla

Del 9 de marzo al 29 de mayo de 2011

La exposición Ofrece un recorrido por la pintura andaluza, y en concreto sevillana, a través de una importante selección de pinturas de la Colección Bellver.
Está formada por 171 pinturas y una pequeña selección de esculturas y platería, que forman un altar para el Corpus Christi.


La cronología de las pinturas abarca más de un siglo, desde 1830 hasta 1950. Los pintores son fundamente sevillanos, aunque hay artistas españoles y extranjeros que tienen en común haber escogido Andalucía como temática de sus pinturas. El resultado es un conjunto de gran coherencia que muestra la evolución de la imagen de Andalucía y lo andaluz.

Este arquetipo evoluciona a la par que la técnica artística, por lo que la exposición ha podido articularse en las siguentes secciones temáticas que explican los principales rasgos que definen la pintura de ese momento.

Los pintores viajeros. Los artistas y viajeros que nos visitaron desde 1830 dejaron en su pintura la interpretación foránea de la Andalucía romántica con gran éxito. Sobresalen artistas como Blanchard, Robert Kemm y Jules Worms.

Costumbrismo romátnico. En el segundo tercio del siglo XIX, destacados pintores locales como los Domínguez Bécquer o Cabral Bejarano, siguieron esta temática característica, que ha quedado en el imaginario colectivo como el distintivo del romanticismo andaluz. Tipos populares, tabernas y escenas de cante y baile protagonizan estas pinturas.

Pintores andaluces en Italia. A partir de 1870 detacados pintores locales, en su afán de aprendizaje, se trasladaron a estudiar a Italia. Sus obras experimentaron, por influencia de este ambiente internacional, un profundo cambio de temática, estilo y técnica. Artistas como Villegas, Jiménez Aranda o Senet son ejemplo de ello.

La huella de los maestros. El costumbrismo no fue sesguido en todos los casos. El peso de la tradición de la pintura barroca sevillana, especialmente de Murillo, se aprecia en la producción de la época. No sólo se realizaron copias de sus obras, sino que tanto la temática como el estilo pusieron en evidencia esa admiración.

La pervivencia del costumbrismo. Los temas del costumbrismo romántico van a pervivir a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, pero perfeccionados desde el punto de vista técnico. Las pinturas de García Ramos o Rico Cejudo describen con detalle interiores, escenas y personajes, con evidente afán narrativo.

Paisajes y vistas. Las vistas de Sevilla y sus alrededores caracterizaron la escuela sevillana del siglo XIX . El romanticismo y la pintura del natural trataron los mismos temas, pero con iferente óptica . La Escuela de Alcalá dejó constancia de la importancia del paisaje en la pintura sevillana. Pintores como Sánchez Perrier, García Rodríguez o Pinelo dejaron numerosos paisajes de las riberas del río y de rincones de la ciudad.

Hacia una nueva sensibilidad. El apego a la tradición condicionó la persistencia de los temas, en contraste con el avance de la técnica empleada, debido a la influencia de lo que ocurría fuera de nuestras fronteras, como apreciamos en la pintura de Gonzalo Bilbao, López Cabrera o Romero Ressendi.

(Fuente: Museo de Bellas Artes de Sevilla)

Para ver un video sobre la exposición pincha aquí

















El Museo de Bellas Artes de Sevilla acogerá a partir de la segunda quincena de febrero una exposición con gran parte de la colección Bellver. Esta muestra, que debería haberse inaugurado el pasado mes de octubre pero que se ha demorado por diversas trabas administrativas, acogerá en principio una representación de ochenta a cien pinturas de lo más notable de la escuela sevillana del siglo XIX, amén de otras presencias como la granadina, la malagueña o la gaditana.

Mariano Bellver lleva casi medio siglo coleccionando obras de arte de gran valor entre las que destacan las pinturas sevillanas. En ese sentido, este coleccionista ha seguido unos criterios muy claros, de manera que ha intentado tener al menos una obra de cada artista de la escuela sevillana del XIX. Así, destacan pinturas del romanticismo, del historicismo y del realismo social. No están todos los grandes pintores, pero sí los más representativos, como la familia Cabral Bejarano, la familia Bécquer, Roldán, Eder, Wssel, Hohenleiter, Rico Cejudo, Gonzalo Bilbao, etc.

Una de las grandes virtudes de la colección es el conjunto de paisajes de los artistas que compusieron la escuela paisajista de Alcalá de Guadaíra, sobresaliendo García Rodríguez, Senet o Sánchez Perrier. Estos últimos pintores sí están muy bien representados en la colección Bellver.

Otro de los artistas que están incluidos en esta larga nómina y que no deben ser olvidados es José García Ramos, que en palabras del catedrátido de Historia del Arte y autor del catálogo de esta colección, Enrique Valdivieso, «es la quitaesencia del arte popular sevillano». Según comenta este experto, «de García Ramos esta colección posee media docena de pinturas que son de una excelente calidad».

Perfecta conservación

Estas pinturas están en perfecto estado de conservación ya que Bellver tiene un conservador que mantiene impecables los cuadros, protegiéndolos de la suciedad, la humedad, etc. En ese sentido, Valdivieso señala que «se trata de una exposición muy barata porque la casa de Mariano Bellver está justo enfrente del Museo de Bellas Artes, con lo cual no hay transportes, los seguros de los cuadros probablemente sean muy bajos y el local de la exposición es público, esto se ajusta perfectamente a las dificultades presupuestarias por la que está atravesando en estos momentos tanto la administración andaluza como la española en general».

Actualmente se está imprimiendo el catálogo completo de la colección Bellver, que saldrá publicado antes de Navidad. Los textos de esta publicación han sido elaborados por Enrique Valdivieso. Sin embargo, aún no hay designado un comisario para la futura exposición que se organizará en el Museo de Bellas Artes. A este respecto, serán tanto el propio coleccionista como la Consejería de Cultura los que se tengan que poner de acuerdo para elegir a algún experto que esté al frente de esta muestra.

Catalogación exhaustiva

En todo caso, entre los meses de abril y septiembre, Valdivieso ha estado trabajando exhaustivamente en la catalogación de toda la colección de Mariano Bellver, que asciende aproximadamente a unas 370 obras de arte. En torno a 300 son las que Bellver quería ceder a la ciudad de Sevilla para que formaran parte del Palacio de Monsalves, pero eso resulta inviable dada la falta de espacio.

En cuanto a lo que esta colección podría aportar a la ciudad, este experto admite que «los sucesivos directores del Museo de Bellas Artes de Sevilla descuidaron la posibilidad de reunir obras sevillanas del siglo XIX porque se consideraba que estas pinturas eran de tema menor, por eso no hay un número considerable de representantes de esta escuela actualmente en este museo». Como ejemplo de esta laguna histórica hay que tener en cuenta que el pintor Antonio Cabral Bejarano fue el primer director del Bellas Artes hacia el año 1840. De este artista no existe ninguna pintura en los fondos actuales del Museo. De los demás artistas decimonónicos se han ido incorporando obras en fechas recientes.

D Por otra parte, este catedrático de Arte señala que existe un cuadro precisamente de Cabral Bejarano que está en posesión de una familia sevillana y que el año pasado se intentó subastar en Madrid sin éxito ya que tenía un precio de salida de 360.000 euros. Se trata del «Retrato del marqués de Arco Hermoso y su familia». Dicha pintura está actualmente en venta y sería «un magnífico broche de oro a la colección de don Mariano Bellver», indica este investigador. Se trata de un lienzo del año 1838 en la que el artista muestra como personaje principal a José Ruiz del Arco, el que fuera primer alcalde constitucional de Sevilla entre 1835 y 1836. En esta obra de grandes dimensiones (220 x 260 cm) aparece el marqués con una perdiz en la mano y con la escopeta de caza al hombro rodeado por su familia en una escena ambientada al aire libre y con el cortijo que poseía en Dos Hermanas de fondo. «Don Mariano tendría que hacer un esfuerzo porque este cuadro merece la pena ya que estamos

hablando de “Las Meninas” del siglo XIX y de la mejor pintura que se realizó en Sevilla en toda esta centuria».

Preguntado por ABC, el propio Mariano Bellver reconoció que se trata de una pintura muy importante, pero también admitió que «ahora mismo estamos cerrando el catálogo del inventario de la colección que saldrá publicado en breve tiempo y no vamos a adquirir ninguna obra nueva de momento».

(Fuente: ABC de Sevilla)

martes, 5 de abril de 2011

Exposición "El joven Ribera"

Exposición “El joven Ribera”

Lugar: Museo del Prado, Madrid

5 de abril – 31 de julio 2011

Comisario: José Milicua, Catedrático Emérito de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona y Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española del Museo del Prado

El próximo mes de abril el Museo del Prado presentará El joven Ribera, una muestra antológica que dará a conocer la actividad del pintor español durante su estancia en Roma y los años siguientes a su establecimiento en Nápoles en 1616. Se trata de una etapa apenas conocida hasta época reciente, y que está dando lugar a un interesantísimo debate entre los historiadores. La exposición, compuesta por más de una treintena de obras, permitirá comparar los cuadros más importantes que se relacionan actualmente con este periodo, y profundizar en el conocimiento de su sucesión cronológica y en la importancia que tuvieron para el desarrollo del caravaggismo romano de la segunda y tercera década del siglo XVII. Una de esas obras es La resurrección de Lázaro que adquirió el Museo del Prado en 2001 y que se ha convertido en uno de los principales puntos de referencia en torno a los que se ha articulado el debate sobre la actividad temprana del pintor

Uno de los episodios de mayor importancia, relacionado con la historiografía de la pintura española de los últimos años, está siendo la reconstrucción de la actividad pictórica que llevó a cabo José de Ribera durante su estancia en Roma y los primeros años de su vida napolitana (1610-1622). Durante los últimos diez años se han realizado avances muy significativos en el conocimiento e interpretación de esta etapa temprana del pintor; nuevos estudios han añadido datos inéditos sobre los lugares donde residió, su círculo de clientes y su situación financiera, pero lo más relevante es que el análisis estilístico y los aportes documentales han permitido identificarlo con el hasta entonces anónimo 'maestro del Juicio de Salomón' lo que ha supuesto la incorporación de varias decenas de obras a su catálogo. Desde el punto de vista del Museo del Prado, al interés que ofrece esta muestra de profundizar en el conocimiento de Ribera, uno de los artistas españoles mejor representados en sus colecciones, se suma al que permite crear un contexto muy preciso para el estudio y la valoración de La resurrección de Lázaro, un cuadro cuya atribución fue muy discutida en el momento de su adquisición (2001), y que hoy es generalmente aceptada. La mayor parte de las obras de Ribera que custodia la institución son muy posteriores, por lo que esta muestra constituirá la ocasión más propicia para entender plenamente este gran cuadro y valorar su extraordinaria significación en el contexto de la carrera temprana de su autor.

Las más de treinta obras que conformarán la exposición proceden de museos y colecciones de España, Italia, Francia, Gran Bretaña, México, Suiza, Hungría y Estados Unidos, e incluye una representación de las dos principales series que hizo Ribera en esos años (el Apostolado y Los cinco sentidos), así como las composiciones más complejas que realizó en Roma y Nápoles. Todo ello permitirá al visitante conocer los principales intereses temáticos del joven pintor y apreciar la manera en que se fue formando y evolucionando su estilo hasta convertirse en uno de los pintores naturalistas más originales y poderosos posteriores a Caravaggio. El montaje de la muestra en la sala C del Museo del Prado -un espacio amplio y moldeable- permitirá establecer relaciones y comparaciones entre los cuadros y crear un discurso que explique las direcciones hacia las que se fue moviendo el arte de Ribera. Esta posibilidad resulta especialmente interesante, pues servirá para apreciar la extraordinaria capacidad de cambio del artista valenciano desde los inicios de su producción, lo que explica que muchas de sus obras tempranas se hayan atribuido a un anónimo 'Maestro del Juicio de Salomón' durante años.

El catálogo de la exposición contará con la colaboración del Centro de Estudios Europa Hispánica

(Fuente: Museo del Prado: http://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/el-joven-ribera/)

Corto de estatura, de ahí el apodo de Spagnoletto, pero inmenso talento, José de Ribera(1591-1652), el Españolito, conoció pronto el éxito y la fama, primero como grabador y luego como pintor. No obstante, no existen muchos datos sobre sus obras más tempranas, que realizó durante su estancia en Roma y los primeros años de su vida napolitana, a partir de 1610. Se creían desaparecidas, hasta que los especialistas han identificado como suyas varias pinturas sin firma que resultan fundamentales para conocer la trayectoria del pintor de Xàtiva (Valencia), que marchó a Italia a los 17 años para seguir las huellas del dramático Caravaggio.

El Museo del Prado ha reunido 32 piezas en la antológica
El joven Ribera, que permiten completar la visión sobre este pintor, uno de los más ampliamente representados en la colección del museo. Una pintura importante de estos primeros años es La resurrección de Lázaro –adquirida en el 2001 por el Prado, no sin dudas sobre su atribución–, “una composición en la que el autor muestra mejor que nunca su dominio de los registros emotivos y su capacidad para aunar monumentalidad y emoción”, explica Javier Portús, uno de los comisarios de la muestra, que considera que, después de esta obra, el Ribera napolitano (allí murió, y no está probado que regresara a España) optó por mezclar gestos y emociones extremos, pero nunca retomó el grado “de contención y unidad afectiva que hay en este cuadro”. Tras la etapa que muestra ahora el Prado, De Ribera, hijo y nieto de zapateros, se convirtió en el pintor tenebrista de las diagonales luminosas y las composiciones monumentales, en uno de los pintores naturalistas más originales y poderosos posteriores a Caravaggio.

La relación de obras puede verse pinchando aqui

(Fuente: El Magazine: http://www.magazinedigital.com/cultura/arte/ficha/cat_id/46)

Video sobre la exposición en el que Javier Portús, comisario de la muestra, nos enseña cómo disfrutar de la pintura del artista de Xátiva. Para verlo pincha aquí







lunes, 28 de marzo de 2011

Exposición: Matta, 1911-2011

Exposición: “Matta, 1911-2011”

Lugar: Instituto Valenciano de Arte Moderno

Fechas: 15/02/11 al 01/05/11

Matta, artista de quien se celebra en 2011 el centenario de su nacimiento, es una de las figuras más significativas del arte del siglo XX, por su relevancia como miembro del grupo surrealista y su enorme influencia en el desarrollo del expresionismo abstracto americano y, sobre todo, por ser un artista completo, visionario y precursor de las relaciones del arte de la ciencia y la naturaleza, y del papel primordial del arte en el desarrollo integral del ser humano.

Nació en Santiago de Chile, el día 11 de noviembre de 1911, en el seno de una familia acomodada de origen vasco. Realizó sus estudios primarios con los jesuitas, en el Colegio de los Sagrados Corazones de Santiago. Más tarde cursó sus estudios universitarios en la Escuela de Arquitectura. En 1933, concluida su formación universitaria, viajó a Europa, conoció a Le Corbusier y durante algunos años trabajó en su estudio. En 1935 residió durante algún tiempo en Madrid, donde gracias a su familia entró en contacto con el mundo cultural y artístico, del que guardó siempre el recuerdo del enorme impacto que le causó Federico García Lorca.

Trabajó, asimismo, en el Pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de 1936 en París. Allí conoció a artistas como Picasso –que estaba pintando el Guernica–, Miró, Magritte, o Calder.
Por medio de Dalí y gracias a la recomendación que le había dado García Lorca, conoció a André Breton, quien lo invitó a formar parte del movimiento surrealista en 1937, publicando en la revista Minotaure y participando en la famosa Exposición Internacional del Surrealismo de 1938. Durante este período conoció a prominentes artistas contemporáneos, entre los que ocupó un lugar privilegiado Marcel Duchamp, al convertirse en una decisiva influencia en su obra y en una amistad que se prolongaría a lo largo de los años.

En 1939 se trasladó a Nueva York, donde sus obras, pobladas de formas biomórficas unidas a su deslumbrante personalidad y a las innovadoras ideas y técnicas de su estilo, le convirtieron en el centro de atención de los pintores de la New York School, como Robert Motherwell, Jackson Pollock, William Baziotes y Arshile Gorky, entre otros, siendo decisiva su influencia en el desarrollo del expresionismo abstracto americano y su papel de puente entre las ideas artísticas europeas y el nuevo arte americano.
En 1948, después de romper con los surrealistas, regresó a Europa y se instaló en Roma. A partir de entonces y hasta su muerte, viajó mucho y vivió entre Tarquinia (Viterbo), a 72 km de Roma, París y Londres.

En 1957 el MoMA de Nueva York realizó una retrospectiva de su obra, que también fue mostrada en Minneapolis y Boston. A lo largo de su vida realizó exposiciones como la que en 1985 tuvo lugar en el Musée national d’Art moderne - Centre Georges Pompidou, de París, y su obra está representada en las colecciones de los museos más prestigiosos de todo el mundo.

Fiel al compromiso social que mantuvo como artista durante toda su vida, se implicó en los movimientos sociales de su tiempo y realizó diversos viajes a Cuba. En 1970 visitó varios países árabes, manteniendo encuentros con artistas e intelectuales del lugar, y pintó también para el movimiento de liberación de Angola. En 1972, invitado por el presidente Allende, regresó a Chile, donde trabajó en murales colectivos y realizó numerosas obras en las que, más allá de describir las realidades sociales, consiguió hacer patentes las “estructuras emocionales”.

Matta continuó trabajando intensamente hasta el final de su vida, dejando un legado que abarca las más diversas disciplinas artísticas: pintura, dibujo, arquitectura o poesía; y que escapa a las categorías habituales, tratando de implicar por completo al espectador en un universo propio en el que aparecen el espacio y el tiempo, la comunicación, la revolución cósmica y la vida de los hombres sobre la tierra; sin olvidar la naturaleza poética, la transformación del inconsciente y del deseo de sus obras más tempranas.
Falleció en su residencia de Tarquinia en noviembre de 2002.

(Fuente: Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM): http://www.ivam.es/exposiciones/2851-matta-1911-2011)

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) ha querido celebrar el centenario del nacimiento de Matta, una de las figuras más relevantes y controvertidas del arte del siglo XX, considerado como el último gran artista del surrealismo, con una exposición que reúne 32 de sus pinturas, algunas de gran formato.

La muestra, realizada en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Bilbao y la Sociedad Estatal de Acción Cultural, sirve para descubrir a un artista que destacó por su relevancia en este movimiento durante su estancia en París. También en los años de su exilio en Nueva York, donde fue el enlace entre el surrealismo y los jóvenes artistas americanos de la Escuela de Nueva York como Robert Motherwell o Jackson Pollock. Además, fue precursor en las relaciones entre el arte, la ciencia y la naturaleza y del papel primordial del arte en el desarrollo integral del ser humano

(Fuente: El Magazine: http://www.magazinedigital.com/cultura/arte/ficha/cat_id/46

Exposición "Heroínas"

Exposición “Heroínas”

Museo Thyssen Bornemisza, Madrid

Del 8 de marzo al 11 de junio de 2011

La historia del arte occidental abunda en imágenes de mujeres seductoras, complacientes, sumisas, vencidas, esclavizadas. Pero el objeto de nuestra exposición son las figuras de mujeres fuertes: activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes. O bien, para usar una palabra clave de la agenda feminista en las últimas décadas: esta exposición se interesa por aquellas imágenes que pueden ser fuentes de “empoderamiento” (empowerment) para las propias mujeres.

Los inventarios de heroínas tienen una larga historia, desde los primeros catálogos de mujeres célebres de Hesíodo y Homero, donde ellas sólo figuraban como accesorio de los varones: a título de madres e hijas, esposas o amantes de los héroes. El primer compendio de mujeres ilustres por sus propios méritos fue el De claris mulieribus de Boccaccio, que seguía la huella del De viris illustribus de Petrarca. Inspirada por el texto de Boccaccio, pero decidida al mismo tiempo a corregir su punto de vista, Christine de Pizan, escribió en 1405 la primera defensa de las mujeres escrita por una mujer: Le Livre de la cité des dames. Si se permite el anacronismo, Christine de Pizan fue la primera feminista porque atribuyó la desventaja de la mujer, no a la naturaleza, sino a la costumbre. Su texto inauguró una larga Querelle des Femmes que ha durado siete siglos y todavía sigue abierta.

Nuestra exposición es también una especie de “ciudad de las mujeres” centrada especialmente en el ciclo de la modernidad, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Siguiendo un orden, no cronológico, sino temático, explora los escenarios y las vocaciones de las heroínas: la iconografía de la soledad, el trabajo, la embriaguez, el deporte, la guerraP, la magia, la religión, la lectura y la pintura. En cada capítulo de la exposición se yuxtaponen obras de distintas épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión sobre lo que cambia y lo que permanece a través de esas diferencias. Y en cada capítulo, una o varias voces de mujeres artistas, sobre todo contemporáneas, responden a las imágenes creadas por sus colegas varones.

En la primera parte de la exposición, en el Museo Thyssen-Bornemisza, domina el poder físico de las heroínas, la segunda parte, en las salas de la Fundación Caja Madrid, explora los poderes espirituales.

Para ver todas las obras expuestas pinchar aquí

1.- Solas

La primera condición de la heroína es la soledad y el primer capítulo de la exposición presenta a mujeres solas, comenzando por las imágenes modernas de heroínas antiguas como Penélope e Ifigenia. En su espera y su nostalgia, actitudes aparentemente pasivas, hay un germen de autonomía e incluso de resistencia. Las heroínas modernas de la soledad, por otra parte, ya no se identifican con Penélope, sino con Ulises; no esperan al héroe ausente, sino que se convierten en viajeras como él.

Autor:

Anselm Feuerbach

Título:

Ifigenia (segunda versión), 1871

Fecha:

Tipo:

Óleo sobre lienzo. 192,5 x 126,5 cm

Medidas:

Úbicacion:

Staatsgalerie, Stuttgart

Numero de inventario

Autor:

Sarah Jones

Título:

Camilla (III), 1999

Fecha:

Tipo:

C-print sobre aluminio. 149,86 x 149,86 cm

Medidas:

Úbicacion:

Colección de Laura Steinberg y B. Nadal-Ginard

Numero de inventario

Autor:

Émile-Antoine Bourdelle

Título:

Penélope, 1909

Fecha:

Tipo:

Bronce. 120 x 43 x 37 cm

Medidas:

Úbicacion:

Petit Palais-Musee des Beaux-Arts de la Ville de Paris