Giandomenico Tiepolo (1727-1804)
Diez retratos de fantasía.
1 feb – 4 mar 2012
Lugar:Fundación Juan March Castelló, 77. Madrid
Horario Lunes a sábado: 11.00 a 20.00 hs. Domingos: 10.00 a 14.00 hs.
Con el propósito de ofrecer, junto a las grandes exposiciones, selectas muestras de formato reducido, la Fundación Juan March presenta la exposición Giandomenico Tiepolo (1727–1804). Diez retratos de fantasía, que por primera vez mostrará diez óleos sobre lienzo del pintor veneciano Giovanni Domenico Tiepolo. Giandomenico fue hermano de Lorenzo Tiepolo y ambos hijos de Giambattista Tiepolo, el patriarca de la saga familiar de artistas —la “factoría Tiepolo”, como la ha denominado Andrés Úbeda— que se desplazaron a Madrid en 1762 con la tarea principal de decorar al fresco varios techos del Palacio Real.
Procedentes todos ellos de una colección particular, se trata de diez pinturas de gran belleza, concebidas con toda probabilidad —por su unidad estilística, su idéntico tamaño y la similitud de atrezzo y actitudes de sus protagonistas— como una serie. Son diez cabezas, dos de las cuales corresponden a hombres de aspecto oriental, maduros y barbados; los ocho restantes a mujeres jóvenes y hermosas. Todos pueden fecharse en torno a 1768, durante la etapa española del artista. En sentido estricto, no pueden ser considerados como verdaderos y propios retratos. Sus personajes —engalanados con varios ornamentos y en actitudes diversas— representan no a personas concretas, sino más bien a tipos genéricos, mostrando rasgos y atributos característicos de un determinado grupo social, económico o intelectual. Así, los retratos masculinos ofrecen una visión de sus protagonistas a la manera de filósofos, hombres sabios y honorables de una Antigüedad soñada, mientras que los de las jóvenes, de desenfadada e inocente belleza, parecen responder a un modelo ideal de belleza femenina. Ambos tipos pertenecen a un género con una fecunda y larga tradición en Venecia, un género que recrea un mundo de fantasía que hunde sus raíces en el siglo XVII y cuyo maestro por antonomasia fue Rembrandt.
La exposición va acompañada de una publicación, con ensayos de Andrés Úbeda de los Cobos, Jefe de Conservación de Pintura italiana y francesa del Museo del Prado, que iluminan la intrahistoria de unas obras misteriosas, poco conocidas —“uno de los capítulos menos estudiados de la producción de la familia Tiepolo”— y nunca antes expuestas.
Una exposición recoleta en la que se presentan diez óleos nunca expuestos del pintor veneciano Giandomenico Tiepolo, sirve a la Fundación Juan March de enlace entre la pasada 'Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado' y la próxima de gran formato. Son diez pinturas que por su unidad estilística, su idéntico tamaño y la similitud de atuendo y actitudes de sus protagonistas, han sido consideradas una serie. Son diez cabezas, dos de las cuales corresponden a hombres maduros y barbados, y las ocho restantes a mujeres jóvenes y hermosas. Proceden de una colección particular española cuya identidad no ha sido revelada. Puede elucubrarse a gusto sobre el parecido de los dos varones y de las ocho mujeres respectivamente entre sí, pues se ignora si corresponden a modelos reales. Un detalle de clasicismo barroco, un pequeño oasis acogedor en el invierno madrileño.
Giovanni Domenico 'Giandomenico' fue hijo de Giambattista Tiepolo, el patriarca de la saga familiar completada por el otro hermano, Lorenzo. En1762, Giambattista Tiepolo (Venecia, 1696- Madrid, 1770) llegó a Madrid con el encargo de pintar al fresco la bóveda del Palacio Real. Su intención inicial era retornar a su patria al concluir esta pintura, pero en Madrid encadenó encargos sucesivos hasta su muerte. Vino acompañado sus dos hijos: Giandomenico y Lorenzo, que colaboraron con Giambattista hasta su muerte, originando muchas dificultades para individualizar la obra de cada uno de los tres Tiepolo.
Retrato de joven con lazo rojo en la cabeza c. 1768El caso es que G.D.Tiepolo (Venecia, 1727- 1804), en torno a 1768, durante su estancia en España, realizó esta serie que se cree que no corresponde a modelos concretos, sino más bien a tipos genéricos. Los retratos masculinos hablan de filósofos, de hombres sabios y honorables de una Antigüedad soñada, mientras que los de las jóvenes parecen responder a un modelo ideal de belleza femenina. Nada se sabe de su primer propietario, dónde se colgaron o qué impacto produjeron en sus contemporáneos. Las primeras noticias conocidas las sitúan en una colección particular del Puerto de Santa María (Cádiz), desde donde pasaron, probablemente después de la Guerra Civil española, a sus actuales propietarios.
Pertenecen a un género conocido como 'Retratos de fantasía', con una fecunda y larga tradición en Venecia, un género que inventa personajes y cuyo maestro por antonomasia fue Rembrandt. Existe otro juego formado por cuatro soberbias cabezas de viejo en la colección del marqués de Perinat (Madrid), y uno más se conserva en el Museo Lázaro Galdiano (Madrid), que, por estar integrado por ancianos barbados (una pintura) y mujeres jóvenes (otras cuatro), es el que más se aproxima al nuestro.
La información disponible sobre estas pinturas es tan escasa que resulta difícil responder incluso a las preguntas más obvias. Así, por ejemplo, ignoramos si llegó a existir un modelo de galería estándar, y, si así fue, desconocemos cuántos cuadros la integraban. No resulta posible tampoco especular sobre si, como ocurre en la colección que aquí se estudia, era frecuente combinar viejos barbados con mujeres jóvenes. Tampoco puede descartarse que en alguna de ellas se integraran retratos de jóvenes varones, conocidos a través de algunos ejemplos que han llegado hasta nosotros, o mujeres ataviadas a la oriental, de las que existen algunos ejemplos muy mediocres, quizás copias de originales tiepolescos actualmente desaparecidos.
Del éxito cosechado por Domenico con este género habla la diversidad de copias existente y la dificultad para atribuirlos correctamente a los diversos miembros de la saga familiar. Durante los ocho años de estancia en Madrid, su producción tuvo dos vertientes fundamentales. Por una parte, realizó una importante labor decorativa en el nuevo Palacio Real de Madrid, primero como ayudante de su padre en el fresco del Salón del Trono y más tarde como responsable de la decoración al fresco de siete salas, dos grandes y cinco de tamaño reducido, labor que realizó entre 1763 y 1765. Además, en su etapa española se datan algunas de sus obras al óleo más célebres, en las que se percibe un sorprendente aroma veneciano, como El Burchiello ahora en el Kunsthistorisches Museum de Viena, o La salida de la góndola, de la colección Wrightsman (Nueva York).
Lamentablemente, no existe información sobre sus eventuales clientes o sobre la recepción de pinturas tan ajenas a la demanda habitual en el mercado madrileño. Podemos considerar entre los eventuales compradores de sus pinturas a los integrantes de la colonia italiana, pero existen motivos para pensar que el universo creado por esta familia tuvo también una acogida positiva por parte de ciertos coleccionistas españoles cuyo nombre ignoramos.
A la muerte de su padre en 1770, y a diferencia de su hermano Lorenzo, que decidió permanecer en España, Giandomenico abandonó la corte para volver a Venecia, desde donde continuó trabajando para clientes españoles, concretamente para la iglesia de los clérigos regulares de san Felipe Neri de Madrid, para la que entre 1771 y 1772 realizó una serie de ocho pinturas de la Pasión de Cristo, que actualmente se conserva en el Museo del Prado. Pero se enfrentó con un panorama que presagiaba el final del exuberante mundo de los Tiepolo, sustituido por los partidarios del retorno a un ideal de belleza grecolatino.
Sólo quedaría saber algo sobre los modelos. ¿Es siempre la misma joven, es siempre el mismo joven? ¿Serían nobles o plebeyos? ¿Es ella una aristócrata española, es él un alto cargo de los ejércitos hispanos? Los que sufrimos de agtimatismo podemos refrendar la tesis.
((fuente: Misterio en la factoría de los Tiépolo))
jueves, 2 de febrero de 2012
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