Lugar: Museo Thyssen Bornemisza, Madrid
Fechas: del 14 de febrero al 20 de mayo de 2012
Horario De martes a domingo, de 10.00 a 19.00 horas. Los sábados la exposición permanecerá abierta hasta las 23 horas. Lunes cerrado excepto lunes 19 de marzo, 30 de abril y 14 de mayo. Cerrado el 1 de mayo de 2012.El desalojo de las salas de exposición tendrá lugar cinco minutos antes del cierre.
Marc Chagall cultivó durante más de ochenta años un arte inspirado en el amor, los recuerdos, las tradiciones rusas y judías, los acontecimientos históricos o los hitos artísticos de los que fue testigo y en muchas ocasiones protagonista. Esta retrospectiva presenta su evolución artística en orden cronológico, así como los grandes temas que recorren la obra de este artista imprescindible para imaginar el siglo XX.
Organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, y comisariada por Jean-Louis Prat, presidente del Comité Chagall, esta exposición será la primera gran retrospectiva dedicada al artista ruso en España y, como principal objetivo, destacará el gran papel que su obra ocupa en la Historia del Arte. Las salas del Museo Thyssen-Bornemisza expondrán trabajos de sus primeros años y de su periodo en París, la capital de la vanguardia en ese momento; también se recogerá su experiencia en la Rusia revolucionaria y en Francia, hasta llegar al exilio forzado en Estados Unidos en 1941. En las salas de exposición de la Fundación Caja Madrid la atención se centrará en el período americano y en su evolución artística posterior; se insistirá en los asuntos bíblicos que preocupaban al artista y en su relación con los poetas contemporáneos, además de presentar distintas obras de escultura, cerámica y vitrales
--Sala de Exposiciones Museo Thyssen:
El camino de la poesía
Rusia: Fuentes y tradiciones. Vitebsk, la ciudad natal de Chagall, albergaba una importante comunidad judía que vivía de las tradiciones del pasado, garante de su identidad. Era un mundo lleno de ritos y costumbres, que sin embargo ofrecían una gran resistencia a las innovaciones. Siempre atento a las manifestaciones de la vida, Chagall pinta la existencia cotidiana de su ciudad y de su familia, y también el alma del pueblo ruso.
Tradición y ruptura. El reto de Chagall a la pintura supone una auténtica ruptura con la tradición. Instalado en París en la década de 1910, se reaviva allí su querencia profunda por Vitebsk, por sus raíces culturales, ahora potenciado todo ello por la distancia. Los sueños pueblan entonces su imaginación, entre lo real y lo irreal, entre la tierra y el cielo
Lo sagrado y la poesía. Entre la vida íntima y el mundo infinito de sus sueños, lo sagrado ocupará siempre un lugar preponderante en la creación chagalliana. También la poesía será un recurso constante: poeta él mismo, será amigo de todos los escritores importantes de la época, desde Cendrars o Apollinaire hasta Breton, Aragon, Malraux…
Sueño y realidad. Suele ser la realidad lo que da el tono a los grandes temas que pinta Chagall, pero luego son los sueños los que a menudo los transforman de manera radical. Crea así un mundo insólito y maravilloso, desconocido en la pintura de la época.
La luz del color. La luz que impregna la pintura de Chagall nace de una paleta cuyos colores, de transparencias y tonalidades orientales, construyen las grandes secuencias de su obra. Chagall resume esa realidad pictórica en la palabra química.
Cuentos y fábulas. Almas Muertas de Gógol y las Fábulas de La Fontaine poseen el sentido de la libertad y de lo absoluto con que Chagall aborda a esos autores esenciales. Lo satírico y lo pintoresco tienen una presencia dominante en estos grabados, que captan en toda su viveza las elocuentes escenas de estos dos autores, uno ruso y el otro francés. Chagall ilustra estos dos grandes libros entre 1924 y 1927, por encargo de Ambroise Vollard. Serán editados en 1948 y 1952, respectivamente, por Tériade.
La Biblia y Palestina.En 1930, Ambroise Vollard le pide a Chagall que ilustre la Biblia. Antes de realizar esta serie de un centenar de aguafuertes, en 1931, el artista viaja a Palestina. El tiempo que pasa en Tierra Santa le marcará profundamente. La Biblia ha alimentado siempre su imaginario, pues le interpela de continuo sobre su identidad, sobre la autenticidad de sus raíces. Por su ferviente espiritualidad, son obras singulares y de enorme intensidad.
Lo sobrenatural. El poeta Guillaume Apollinaire calificó el arte de Chagall de ”sobrenatural”, evitándole así caer en la trampa de sus otros amigos, los surrealistas, para quienes el lugar de privilegio le correspondía al inconsciente. Como el hombre libre que es, renueva sin cesar, en contacto con la vida, sus fuentes de inspiración.
La guerra y el éxodo. La vida de Chagall recorre todo el siglo XX. Conoce dos guerras mundiales, la Revolución de Octubre en 1917, países y culturas diferentes, éxodos continuos. Pinta los desastres de la guerra y el infortunio del pueblo judío, pero no por ello pierde la esperanza que siempre ha tenido en el hombre y en su amor por la vida.
--Sala de Exposiciones Fundación Caja Madrid
Regreso a Francia.Tras la Segunda Guerra Mundial, Chagall deja definitivamente los Estados Unidos. Va a rehacer su vida de nuevo en Francia, donde se establece en el sur, en Vence. Pinta también París, la belleza de esta ciudad que tanto ama, y sus monumentos: el Louvre, la Bastilla, Notre Dame, la Ópera…
Cerámica y escultura. La posibilidad de inventar formas nuevas y de controlar la acción del color sobre el barro permite a Chagall establecer fuertes lazos con un arte de tradición popular. En los años cincuenta inicia la aventura de la cerámica, que le llevará poco después a crear en otro mundo distinto, de materiales eternos, el mundo de la escultura.
El negro es un color. Con el tiempo, la paleta de Chagall va adquiriendo otras derivaciones. A veces se vuelve más sombría, con una nueva densidad de los negros y de sus contrarios, los blancos. El negro es así un contrapeso que vigoriza los sueños de la noche. El agente revelador será la límpida y viva aguada de tinta china.
Luces del Mediterráneo. Instalado en Vence, y después en Saint-Paul, localidades del sur de Francia en el que ha decidido vivir, Chagall recorre la región mediterránea. Su luz impalpable dota al color del cielo, en las obras de esta última época, de una condición de eternidad. La luz es, también, un vehículo de su fe en el hombre y en su pensamiento.
Destellos de la obra última. Con sus incursiones en otros medios, en otros soportes, la cerámica, la escultura y la vidriera, Chagall enriquece su obra con otra posibilidad de lectura. El corte de las telas y la viveza de los estampados intensifican el frescor y la energía de los gestos. Este esplendor revela también, en su producción última, una renovación de su poesía.
Libros. Chagall ha vivido siempre en contacto con escritores. Muchos poetas le han dedicado composiciones. Y él les ha fascinado con sus grandes libros ilustrados, iluminados por unas estampas en las que se reflejan sus pensamientos. Con ayuda de la litografía y del grabado a buril, da a su obra un nuevo e innovador impulso.
El Circo. Chagall ama el mundo de los animales y las gentes del circo. Canta la gloria de los payasos y de los equilibristas, transfigurados por el sonido de los músicos y de unos animales suntuosamente ataviados. La gran fiesta del circo amplifica los sueños del artista, que vivifica ese mundo mágico mediante el poder y el concurso del color.
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