Exposición: Magritte: El Misterio de lo
Ordinario, 1926-1938
L¿assassin menacé (The Menaced Assassin). 1927. |
Lugar: Museo
de Arte Moderno de Nueva York (MOMA)
Fechas: del
28 de septiembre de 2013 al 12 de enero de 2014
El pintor
belga René Magritte escribió en 1929 "Esto no es una pipa" en
uno de sus cuadros y obligó al espectador a desconfiar de su propio ojo.
El MOMA repasa ahora su etapa surrealista entre 1926 y 1938 con El misterio
de lo ordinario, su exposición estrella para el último trimestre del
año.
Ochenta obras, entre pinturas, ilustraciones,
acuarelas, fotografías y objetos componen el recorrido que
el Museo de Arte Moderno de Nueva York hace por el período en el que
"Magritte se convierte en Magritte", según ha explicado Anne
Umbland, la comisaria de esta exposición, que se inaugurará el 28 de
septiembre y permanecerá hasta el 12 de enero de 2014.
Para acotar
el recorrido, sus organizadores parten de 1927, cuando René Magritte se
trasladó a París
y entró en contacto con las nuevas corrientes surrealistas,
para acabar en 1938, momento en el que el pintor dio una charla autobiográfica
en Amberes titulada "La ligne de Vie" (La línea de vida), en la que
describió su relación con un movimiento y que será leída como actividad
complementaria a la exposición.
La condition humaine (The Human Condition). 1933. |
Con estos
alfa y omega, El misterio de lo ordinario lleva al MoMA a transitar,
según Umbland, por "la habilidad de Magritte para romper la
narrativa" en el cuadro El asesino amenazado, un crimen banal y
desdramatizado pintado para la exhibición Le Centaure en 1927. O a jugar
con la metapintura, como en Intentando lo imposible, donde se le ve
pintar a su propia esposa, Georgette.
La ruptura de lo natural y lo artificial
"Magritte
exploró la ruptura de los conceptos natural y artificial", aseguró la
comisaria, y el artista buscaba, como Breton, Dalí o Buñuel, aunque con una
visión más irónica, la verdad del subconsciente.
No tan
admirador de lo onírico como juguetón con la percepción, Magritte
encontró su propia manera de cuartear el "opresivo racionalismo de la
sociedad burguesa", según los organizadores, y eso
le granjeó una relación
algo distante con las cláusulas surrealistas, lo que le permitió coquetear con
el dadaísmo o, más tarde, el fauvismo.
La trahison des images (Ceci n¿est pas une pipe |
Su peculiar
discurso artístico afecta a otros cuadros célebres del artista que se pueden
ver en esta exposición, como Los amantes, en la que rompía el voyeurismo
del espectador cubriendo el beso de los retratados con una sábana (cuadro que inspiró
una escena de Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar) o su síntesis
semiótica de "La traición de las imágenes".
Ceci n'est
pas une pipe (Esto no es
una pipa), escribió en él, advirtiendo al espectador de la trampa del arte y la
ilusión óptica, algo que abrió debate artístico y filosófico, hasta el punto de
afectar a pensadores como Michael Foucault.
Así, las
palabras tomaron un inesperado protagonismo en su arte figurativo, como en
La máscara
vacía, El uso de la palabra o El sentido literal, se
desligan de su significado atribuido por convenio o sustituyen a los objetos a
los que se refieren en las composiciones de Magritte.
Le faux miroir (The False Mirror). 1929. Oil on canvas. |
El grito de los objetos cotidianos
El misterio
de lo ordinario responde a
la petición del propio Magritte de que "los objetos cotidianos griten
fuerte", que se humanicen y se reivindiquen. Así, inventa los
"biboquets", un híbrido entre pieza de ajedrez y pata de una mesa,
que se miran y se citan en El reencuentro; y a la vez descompone la
anatomía humana y la desordena en Entreacto y El doble secreto.
Le Palais de rideaux, III (The Palace of Curtains, III). 1928-29. |
Pieles con
textura de madera, pinturas que se confunden con ventanas, espejos que reflejan
lo que queda detrás de ellos... Todo para "desfamiliarizar con lo que
estamos familiarizados", decía él, para poner en duda las bases más
incuestionables de la lógica.
Magritte
(1898-1967) fue también amante del entonces todavía primerizo arte del
cinematógrafo, muy presente en su obra y cuya influencia se convertirá también
en un ciclo de proyecciones en el MoMA.
El estallido
de la Segunda Guerra Mundial cambió su visión del arte y de la vida,
separándole definitivamente del surrealismo, y no viajó a Estados Unidos hasta
1965, dos años antes de su muerte, para una retrospectiva, precisamente en el
MoMA de Nueva York.
Ahora, esta
institución, junto a la colección Menil de Houston y el Instituto de Arte de
Chicago, ha
vuelto a dedicar una exposición monográfica al pintor belga.
René Magritte (Belgium, 1898-1967). Le portrait (The Portrait). 1935 |
Así, según
la comisaria de la muestra, el público estadounidense hará el camino inverso de
Magritte y se "familiarizará con lo que estaba desfamiliarizado",
porque "mucha gente se dará cuenta de que no sabían quién era Magritte,
pero que sí conocían muchos de sus cuadros", concluyó la comisaria de la
exposición.
En esta dirección pueden verse todos los cuadros de la
exposición comentados (versión en inglés): http://www.moma.org/visit/calendar/exhibitions/1322
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