Joaquín Sorolla (1863-1923)
Museo del Prado, Madrid.
Joaquín Sorolla (1863- 1923)
Fechas
Del 26 de mayo al 6 de septiembre de 2009
Salas
Edificio Jerónimos A, B, C y D
Joaquín Sorolla (1863-1923) es la primera gran exposición antológica que el Prado dedica a este gran maestro del siglo XIX y la más importante celebrada tanto dentro como fuera de España, donde no ha habido ninguna exposición de estas características e importancia aunque sí otra gran muestra monográfica de carácter antológico que se celebró en 1963 en las salas del Casón del Buen Retiro, organizada entonces por el Ministerio de Educación y Ciencia. La exposición muestra por primera vez más de un centenar de pinturas de Sorolla, el pintor español de mayor proyección internacional de su tiempo y una de las figuras capitales de la historia del arte española, en un ambicioso recorrido sobre lo mejor de su producción que incluye los catorce paneles de la Visión de España pintados para la Hispanic Society of America traídos a España en el año 2007, por Bancaja, entidad patrocinadora de la muestra.
Además de la colaboración de numerosas colecciones privadas e instituciones de todo el mundo, especial agradecimiento merece la contribución del Museo Sorolla (Madrid) que aporta a la exposición un conjunto de catorce obras entre las que se incluyen varias de las más destacadas obras maestras del artista.
*I. 1884 - 1892: el perfeccionamiento académico
Tras sus primeros años de estudios en la Academia de San Carlos, Sorolla marchó a Italia como pensionado de la Diputación de Valencia. Durante sus años en Italia, entre Roma y la pequeña ciudad de Asís, Sorolla perfeccionó su formación académica. Los estudios de desnudo, así como el conocimiento de los maestros antiguos y modernos que le ofrecía el arte italiano fueron eterminantes en su proceso de maduración. Pero la pensión, además, le supuso acercarse a la otra gran capital artística del momento, París. En esa ciudad adquirió el conocimiento del realismo académico que le conduciría a implicarse en la pintura de argumento social. A su regreso a España se instaló en Madrid, donde concurrió con éxito a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Allí presentaría sus pinturas más reivindicativas en este nuevo género, en pinturas cargadas de sobrecogedora emoción. ¡Aún dicen que el pescado es caro! sintetiza sus esfuerzos más ambiciosos en estos momentos por equilibrar los argumentos de dramatismo contenido con una factura exigente y veraz, atenta a la iluminación, que se perfi la ya como su principal preocupación. Estos éxitos públicos determinaron también su primera producción para el oleccionismo privado en lienzos en los que Sorolla refleja una imagen de la vida popular amable y cercana, asomando en ellos paulatinamente sus audaces conquistas plásticas.
La vuelta de la Pesca fue el primer gran éxito internacional de Sorolla. Presentado al Salón de París de 1895, supuso la verdadera irrupción del artista en el panorama europeo y ese éxito signifi có además su auténtica consolidación profesional en España. Pero también el paso de Sorolla por la capital francesa entonces condicionó su producción en obras como Después del baño, con las que se acercaría al gusto académico predominante en el mercado parisino. Cosiendo la Vela confirmó el éxito anterior. La captación pictórica de los efectos de la luz del sol que caracterizan estas dos grandes obras comenzó a centrar el interés del artista, y a convertirse en la verdadera divisa de su arte. Esa búsqueda de la expresión de luz del sol, empleando como mejor recurso las velas de los barcos de pesca alcanza hasta Comiendo en la barca, cuadro en que éstas sirven además para delimitar el espacio en el que se desarrolla la acción. Por estos mismos años, al calor de su incipiente carrera internacional, la clientela particular que demandaba obras de Sorolla se incrementó sustancialmente. El artista se dedicó así a las escenas de costumbres y, al tiempo, comenzó su trayectoria como retratista.
¡Triste herencia! supuso para Sorolla su consagración definitiva en París y significó su absoluta consolidación en el mercado internacional. La gran repercusión de esta obra, con la que obtuvo el Grand Prix de la Exposición Universal de 1900, le convirtió en el pintor español de mayor éxito de su tiempo. Todo ello confirmaba la validez de las proposiciones artísticas planteadas en este cuadro, un arte sincero con la naturaleza que exploraba –ya sin reservas– la orilla del mar como escenario predilecto de sus pinturas. Así, a partir de este momento es perceptible un cambio en la factura de su obra. Obras como Remendando las redes permiten constatar como sus pinceladas se vuelven ahora más abiertas y enérgicas, en busca de una mayor veracidad del efecto de luz.
La Preparación de la pasa constata ese avance plástico hacia una modernidad mucho más atrevida, en la que las preocupaciones sociales de los argumentos quedan ya supeditadas a la pura expresión de una imagen y su encuadre. Madre representa la irrupción de una iconografía marcadamente intimista, ligada a los aspectos más privados de la vida de Sorolla, que comienzan a convertirse en imágenes habituales dentro de su obra y a las que, después de su triunfo, se aferraría el artista hasta el fi nal de su carrera.
Como para tantos otros artistas de su tiempo, el conocimiento del Museo del Prado fue crucial en el arraigo de Sorolla a la gran tradición de la pintura española.
Así, la influencia de Velázquez en su obra, claramente reconocida por la crítica desde sus primeras participaciones en los certamenes públicos españoles, se tornó mucho más evidente después de su triunfo internacional de 1900. Tras su éxito en París, Sorolla adoptó los modelos velazqueños como propios, jugando con las referencias a algunos de sus cuadros más famosos y empleando los recursos del pintor sevillano de
forma muy directa. El provocador Desnudo de mujer –en el que Sorolla festejaba en secreta intimidad la carnalidad del cuerpo de su esposa–, evoca la Venus del espejo, mientras que para los retratos familiares colectivos se inspiró directamente en Las Meninas. Pero las citas a obras de Velázquez no siempre son tan inmediatas. El resultado de interiorizar los modelos retratísticos del maestro sevillano se traduce en los retratos realizados a los Beruete, que emanan una presencia vital de una inmediatez palpitante, mientras que en el de El fotógrafo Christian Franzen juega –como Velázquez– con el espacio real del espectador y la reacción del retratado en el espacio fi ngido del lienzo.
Sol de la tarde fue el punto culminante de la madurez del arte de Joaquín Sorolla. Todo su interés por captar los efectos de la luz natural, ambientado aquí en el atardecer en la playa de Valencia, mientras los pescadores recogen su barca, tal y como lo había adelantado ya en La vuelta de la pesca, adquiere en este cuadro su máximo desarrollo artístico. La absoluta libertad pictórica con que se enfrenta a esta obra, la rotunda monumentalidad de las fi guras que la componen y la imponente presencia de la vela, así como el enérgico frenesí con que refleja el movimiento del mar son los alicientes figurativos de los que extrae las máximas posibilidades plásticas. Expuesto en distintas ciudades de los Estados Unidos, fue adquirido para The Hispanic Society of America de Nueva York en 1909, regresando ahora a España por vez primera desde entonces. Desde que Sorolla descubrió la geografía de Jávea, intensa y abrupta, y el azul intenso de sus aguas transparentes, encontró en ella el escenario perfecto para desarrollar algunas de las escenas que le permiten afrontar composiciones mucho más atrevidas que las pintadas hasta entonces, imprimiendo ya en ellas su sello personal y único, que las hace ya inconfundibles.
Tras su arrollador éxito internacional, Sorolla disfrutó de una completa libertad creativa que se refleja en todos los aspectos de su obra. En el arte del retrato desarrolló unos prototipos absolutamente originales, empleando como modelos principales a los miembros más cercanos de su familia. Aunque en retratos tan singulares como Clotilde de negro, Sorolla muestre la elegante figura de su esposa en el interior de un salón de su casa, en la mayoría de sus mejores retratos empleó un fondo de paisaje en el que las fi guras se integran con absoluta naturalidad. Ninguno de estos retratos como el de María vestida de valenciana permiten a Sorolla desarrollar una impresión sensual de la propia imagen, en la que el artista recrea la jugosidad lumínica del traje de la joven, con destellos de luz y los atrevidos y cambiantes colores. Al mismo tiempo Verano permitió a Sorolla plasmar una de las escenas de baño en la playa más contundentes de ese momento de su producción. En este lienzo singular se funden la evocación estética de la estatuaria clásica con la voluntad de captar un instante el movimiento de las figuras a la orilla del mar.
En torno a 1909, en verano, en la playa de la Malvarrosa, Sorolla se sentía un hombre plenamente feliz. Sus éxitos en Europa habían tenido una fecunda continuidad en Estados Unidos, y el reconocimiento de la crítica sólo era superado por el éxito en el mercado, que demandaba continuamente obras del pintor.En ese tiempo de plenitud y seguridad, Sorolla realizó una serie de pinturas ambientadas todas ellas al borde del mar, que forman un elenco en el que se encuentran las pinturas más emblemáticas del artista. Son imágenes pletóricas, extraordinariamente luminosas, en las que el clasicismo mediterráneo que planea sobre toda su obra alcanza su expresión más exuberante, reforzada además con los marcos de inspiración arquitectónica griega que Sorolla colocó a muchas de estas obras. En efecto, una armonía casi musical, como de una calmada procesión clásica, anima Paseo a la orilla del mar, obra que sustancia toda la fama del artista y en la que el tratamiento matérico cobra un gran protagonismo. Escenas como El baño del caballo o Chicos en la playa se convirtieron no sólo en evocaciones del pasado grecolatino del mar Mediterráneo, sino que pasaron a ser además verdaderos iconos de la obra de Sorolla y expresión de una interpretación gozosa de la realidad, contrapuesta al pesimismo de la generación del noventa y ocho.
La obra madura de Sorolla culminó sus afanes de libertad creadora, desentendida de cualquier límite expresivo. Sin dejar de ser fiel a la definición realista de su arte, desplegó entonces sus obras más atrevidas, en las que la ejecución material se antepone a cualquier otro aspecto. La siesta es el ejemplo más marcado de ese afán de independencia plástica. A esa misma experiencia estética tan audaz pertenece el retrato de Louis Comfort Tiffany, en el que Sorolla jugó con el tratamiento del paisaje del fondo para identificar más claramente la personalidad del retratado. Pero en los últimos años de su vida Sorolla abandonó esa via experimental que representa La siesta y, hacia 1915, regresó a su propio orden artístico. En la campaña de ese verano su arte adquiere un tono monumental y rotundo que se intuye en las Barcas varadas en la playa, cuyas velas –de una tersura pétrea– hondean hasta salirse de la perspectiva del propio lienzo. La culminación de su arte se haya en la presencia sensual y pagana de La bata rosa, en la que el escultural físico de una figura femenina queda rotundamente humanizado por el tratamiento de la luz con un realismo plenamente moderno.
IX.The Hispanic Society of America
The Hispanic Society of America fue fundada en 1904 por el magnate americano Archer M. Huntington, que la concibió como un lugar para el estudio y la conservación de la cultura hispánica en Nueva York. Su fundador dejó en ella su vasta y rica colección de obras arte y de piezas históricas, fundamentalmente procedentes de España. A partir de 1909, Sorolla y Huntington establecieron una fecunda relación que ayudó mucho a la promoción del pintor en Estados Unidos y el coleccionista compró también algunas de las mejores obras de su producción. En 1910 planearon la decoración que Sorolla habría de llevar a cabo en la sala de la Biblioteca del nuevo edificio de la Sociedad levantado en 1908, y que sería el epicentro de la actividad de la institución. Aunque Huntington pensaba que esa sala debía estar adornada con los episodios más importantes de la Historia de España y Portugal, Sorolla convenció a su mecenas para realizar un monumental friso con paisajes de España, que incluyera a los tipos característicos de cada región. El artista dedicó a ese trabajo sus esfuerzos casi ininterrumpidamente desde 1911 hasta 1919, dejando en estas monumentales pinturas una visión del país acorde con la de Huntington y otros hispanistas anglosajones que, frente al proceso de industrialización que había dado comienzo ya en España, mantenían una visión neorromántica, atenta a sus aspectos más intemporales y a la pervivencia de las costumbres del pasado. Huntington quedó muy satisfecho con la decoración, y en 1918, cuando vio la serie de paneles casi completa, afirmó que «Sorolla ha llevado su teoría de la pintura hasta el límite y sólo por eso perdurará».
X. Paneles de la Visión de España
A pesar de los planes iniciales de Sorolla, que determinaba la representación ordenada de todas las regiones ibéricas en los muros de la Biblioteca de la Hispanic Society, los argumentos y sus campañas de trabajo por las distintas provincias fueron surgiendo paulatinamente de los intereses del pintor. Primero, entre 1912 y 1913 realizó el gran panel Castilla. La Fiesta del Pan, que por su monumentalidad y sus pretensiones fue el que más tiempo le ocupó de todo el conjunto. Entre marzo y abril de 1914 emprendió el primero sobre Sevilla, dedicado a la Semana Santa. Los nazarenos. En el verano de 1914 pintó los paneles que representan Aragón.La jota, Navarra. El concejo del Roncal y Guipúzcoa. Los bolos. Ese mismo otoño realizó otro panel en Andalucía, El encierro, con el que terminó ese año de trabajo. Comenzó el año de 1915 afrontando de nuevo dos paneles con asuntos andaluces, El baile y Los toreros, hasta abril. Ese mismo verano pintó Galicia. La romería y en septiembre Cataluña. El pescado. Entre enero y marzo de 1916 realizó el correspondiente a Valencia. Las grupas, y descansó durante casi un año, hasta que en octubre del año siguiente abordó el dedicado a Extremadura. El mercado. En noviembre de 1918 volvió a Valencia y realizó el panel de Elche. El Palmeral. Terminado éste, en el mes de enero siguiente Sorolla volvió a Andalucía para realizar el último lienzo de todo el conjunto, Ayamonte.La pesca del atún, que concluyó en junio de 1919.La enfermedad que había asomado mientras terminaba los últimos paneles y que en 1920 le provocó una apoplejía, no le permitió ocuparse de la colocación de las obras en la sala para la que habían sido pintadas. En 1922 los paneles viajaron a Nueva York, pero hasta 1926 no se instalarían definitivamente.
Como sucedió con la pintura de retratos, Sorolla desarrolló una labor tan destacada como paisajista que sólo por ella hubiera merecido una consideración principal en el panorama de su tiempo. Influido por la personalidad de su amigo Aureliano de Beruete, el maestro más notable del género en España, Sorolla se mostró siempre interesado por la captación naturalista de los efectos atmosféricos y por reflejar la geografía de forma fi el a la realidad. Sus obras de paisaje se convierten en ocasiones en la demostración más inmediata de la libertad con que concebía su pintura. Atento a las vistas de playas, prados, montañas y ciudades, Sorolla dejó tras de sí, sobre todo a partir de 1901, además, paisajes que son fruto de la contemplación de detalles singulares, de una modernidad atrevida, a través de encuadres insólitos y una técnica directa y fresca. Los esfuerzos por pintar sus lienzos en la Naturaleza, que exigían del artista gran vigor físico, fueron reduciéndose a medida que Sorolla fue envejeciendo y la enfermedad se apoderó de él. Así, al fi nal de su producción se recluyó en el jardín de su casa de Madrid, hoy Museo1. El Palleter, declarando la guerra a Napoleón
Óleo sobre lienzo, 154 x 205 cm,1884
Valencia, Diputación de Valencia
2. Bacante en reposo
Óleo sobre lienzo, 30 x 69,5 cm, Hacia.1887
Valencia, Museo de Bellas Artes
3. Santa en oración
Óleo sobre lienzo, 78 x 61 cm, 1888
Madrid, Museo Nacional del Prado
4. Baile valenciano en la huerta
Óleo sobre lienzo, 60,5 x 102,5 cm, 1889-1890
Madrid, Fondo Cultural Villar-Mir
El Baile valenciano en la huerta, nos muestra el nuevo lenguaje de Sorolla después de sus años de aprendizaje en Roma. Sorolla vuelve a España cargado de triunfos y vuelve a su hogar, a Valencia. En esos meses del verano de 1889 pensará el matrimonio Sorolla dónde deberá establecerse, el corazón les dice Valencia y la razón Madrid. Esos meses de verano que pasan en el huerto de su suegro, Don Antonio García, a las afueras de Valencia son un motivo de júbilo, vida íntima, olores y sabores conocidos se entremezclan con los sueños de triunfo futuro. Es en esta huerta que tan bien conoce Sorolla donde pinta Baile valenciano en la huerta y qué mejor modelo para las figuras femeninas que su mujer Clotilde, ella es la mujer que baila en el centro del cuadro, ella es el perfil de la mujer que habla en el fondo, ella es la mujer, la amada. Luz, armonía, alegría de vivir, pero ahora tratada con un nuevo lenguaje, más impresionista, más poderoso, que apreciamos en una primera mirada en el robusto árbol bajo el que sucede la acción, oímos sus hojas meciéndose y nos resguardamos en su sombra. El nuevo lenguaje pictórico de Sorolla se vislumbra en este cuadro, donde con una composición ambiciosa se deleita en los detalles de las flores y las caras de los personajes, en los trajes que tan bien conoce, pero no se queda solo ahí. Los nuevos guiños impresionistas nos transportan más allá del costumbrismo y entonces, nos fijamos en el mantón que reposa sobre el parterre, en el azul del mar, en los naranjos del fondo y en la expresión de la cara de Clotilde. En esta obra Sorolla alcanza un lenguaje moderno e internacional que pervivirá en sus obras venideras.
5. ¡¡Otra Margarita!!
Óleo sobre lienzo, 129,5 x 198,1 cm, 1892
Saint Louis, Mildred Lane Kemper Art Museum, Washington University in St. Louis. Donado por Sir Charles Nagel
6. Después del baño
Óleo sobre lienzo, 128 x 193 cm, 1892
Colección particular
7. Ex voto
Óleo sobre lienzo, 85 x 118 cm, 1892
Colección particular
8. Las redes
Óleo sobre lienzo, 60 x 70 cm, 1893
Colección particular
9. El mamón
Óleo sobre lienzo, 55,9 x 78,1 cm, 1894
Colección Masaveu
10. ¡Aún dicen que el pescado es caro!
Óleo sobre lienzo, 151,5 x 204 cm, 1894
Madrid, Museo Nacional del Prado
11. El novelista Benito Pérez Galdós
Óleo sobre lienzo, 73 x 98 cm, 1894
Las Palmas de Gran Canaria, Casa-Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria
12. La vuelta de la pesca
Óleo sobre lienzo, 265 x 325 cm 1894
París, Musée d’Orsay
13. Trata de blancas
Óleo sobre lienzo, 166,5 x 195 cm 1895
Madrid, Museo Sorolla
14. Pescadores valencianos
Óleo sobre lienzo, 65 x 87 cm 1895
Colección particular
15. Mondando patatas
Óleo sobre lienzo, 40 x 48 cm 1891-[¿1896?]
Londres, Gavin Graham
16. Cosiendo la vela
Óleo sobre lienzo, 220 x 302 cm 1896
Venecia, Fondazione Museu Civici di Venezia, Galleria Internazionale d’Arte Morderna di Ca’ Pesaro
17. Una investigación
Óleo sobre lienzo, 122 x 151 cm 1897
Madrid, Museo Sorolla
18. Clotilde contemplando la Venus de Milo
Óleo sobre lienzo, 58,5 x 47,6 cm Hacia 1897-1898
Valencia, Museo de Bellas Artes
19. La Caleta, Jávea
Óleo sobre lienzo, 47,5 x 97 cm 1898
Colección particular
20. Comiendo en la barca
Óleo sobre lienzo, 180 x 250 cm 1898
Madrid, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
21. ¡Triste herencia!
Óleo sobre lienzo, 212 x 288 cm 1899
Valencia, Colección Bancaja
22. Madre
Óleo sobre lienzo, 125 x 169 cm ¿1895?-1900
Madrid, Museo Sorolla
23. Preparación de la pasa. (Transportando la uva. Jávea)
Óleo sobre lienzo, 125 x 200 cm 1900
Oviedo. Principado de Asturias, Colección Pedro Masaveu. Depositado en el Museo de Bellas Artes de Asturias
24. Fin de jornada, Jávea
Óleo sobre lienzo, 88 x 128 cm 1900
Colección particular
25. María Clotilde
Óleo sobre lienzo, 110 x 80 cm 1900
Colección particular
26. La familia
Óleo sobre lienzo, 185 x 159 cm 1901
Valencia, Museo de la Ciudad. Ayuntamiento de Valencia
27. María Teresa Moret
Óleo sobre lienzo, 111 x 88 cm 1901
Madrid, Museo Nacional del Prado
28. Remendando las redes
Óleo sobre lienzo, 162,5 x 131 cm 1901
México, D. F., CONACULTA - INBA. Museo Nacional de San Carlos
29. Sol de la mañana
Óleo sobre lienzo, 81 x 128 cm 1901
Colección particular
30. Día gris en la playa de Valencia
Óleo sobre lienzo, 64 x 95 cm 1901
Colección particular
31. Después del baño
Óleo sobre lienzo, 64 x 05 cm 1902
Colección particular
32. Desnudo de mujer
Óleo sobre lienzo, 106 x 186 cm 1902
Colección particular
33. El pintor Aureliano de Beruete
Óleo sobre lienzo, 115,5 x 110,5 cm 1902
Madrid, Museo Nacional del Prado
34. Aureliano de Beruete y Moret, hijo
Óleo sobre lienzo, 140 x 82 cm 1902
Madrid, Museo Nacional del Prado
35. Prado de Asturias. San Esteban de Pravia
Óleo sobre lienzo, 66 x 95 cm 1903
Colección particular
36. Mar y rocas de San Esteban, Asturias
Óleo sobre lienzo, 67 x 96 cm 1903
Madrid, Museo Sorolla
37. Sol de la tarde
Óleo sobre lienzo, 299 x 441 cm 1903
Nueva York, The Hispanic Society of America
38. Toros en el mar
Óleo sobre lienzo, 131 x 190 cm 1903
Colección particular
39. El fotógrafo Christian Franzen
Óleo sobre lienzo, 100x 66 cm 1903
Colección particular
40. Autorretrato
Óleo sobre lienzo, 66 x 100,5 cm 1904
Madrid, Museo Sorolla
41. Mis hijos
Óleo sobre lienzo, 160,5 x 230,5 cm 1904
Madrid, Museo Sorolla
42. Verano
Óleo sobre lienzo, 149 x 252 cm 1904
La Habana, Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba
43. La hora del baño
Óleo sobre lienzo, 84 x 119 cm 1904
Colección particular
44. Hora del mediodía en la playa de Valencia
Óleo sobre lienzo, 64 x 97 cm 1904
Colección Arango
45. Cosiendo la vela
Óleo sobre lienzo, 93 x 130 cm 1904
Colección Masaveu
46. José Echegaray
Óleo sobre lienzo, 100 x 133 cm 1905
Madrid, Banco de España
47. La familia de don Rafael Errázuriz Urmeneta
Óleo sobre lienzo, 250 x 350,5 cm 1905
Colección Masaveu
48. El bote blanco. Jávea
Óleo sobre lienzo, 105 x 150 cm 1905
Colección particular
49. Clotilde y Elena en las rocas, Jávea
Óleo sobre lienzo, 89,7 x 126,5 cm 1905
Colección particular
50. Rocas de Jávea y bote blanco
Óleo sobre lienzo, 62,8 x 84,7 cm 1905
Madrid, Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza
51. Los abuelos de mis hijos
Óleo sobre lienzo, 142 x 182,5 cm 1905
Valencia, Museo de Bellas Artes
52. Lucrecia Arana y su hijo
Óleo sobre lienzo, 126,7 x 92 cm 1906
Colección particular
53. Clotilde con traje negro
Óleo sobre lienzo, 186,7 x 118,7 cm 1906
Nueva York, The Metropolitan Museum of Art, Catharine Lorillard Wolfe Collection, Wolfe Fund 1909 (09.71.3)
54. La actriz María Guerrero como “La dama boba”
Óleo sobre lienzo, 131 x 120,5 cm 1906
Madrid, Museo Nacional del Prado
55. Santiago Ramón y Cajal
Óleo sobre lienzo, 91 x 127,5 cm 1906
Zaragoza, Museo de Zaragoza
56. María vestida de labradora valenciana
Óleo sobre lienzo, 189 x 95 cm 1906
Colección particular
57. El pintor Raimundo de Madrazo
Óleo sobre lienzo, 97,5 x 114,2 cm 1906
Nueva York, The Hispanic Society of America
58. Paseo del faro. Biarritz
Óleo sobre lienzo, 68,3 x 188,6 cm 1906
Boston, Museum of Fine Arts. Peter Chardon Brooks Memorial Collection; Gift of Mrs. Richard M. Saltonstall
59. El ciego de Toledo
Óleo sobre lienzo, 62 x 93 cm 1906
Dallas. Meadows Museum, Southern Methodist University. Museum Purchase; Meadows Foundation Fund with private donations
60. Sombra del puente de Alcántara, Toledo
Óleo sobre lienzo, 66 x 93 cm 1906
Colección particular
61. La convalecencia de mi hija (María en El Pardo)
Óleo sobre lienzo, 74 x 115 cm 1907
Colección particular
62. María en La Granja
Óleo sobre lienzo, 170,5 x 85,1 cm 1907
San Diego, San Diego Museum of Art, gift of Mr. Archer M. Huntington
63. Clotilde paseando en los jardines de La Granja
Óleo sobre lienzo, 170 x 100 cm 1907
La Habana, Museo Nacional de Bellas Artes
64. Aldeanos leoneses
Óleo sobre lienzo, 198,6 x 253,6 cm 1907
Nueva York, The Hispanic Society of America
65. Reflejos de una fuente
Óleo sobre lienzo, 58,5 x 99 cm 1908
Madrid, Fundación Museo Sorolla.
66. Al baño. Valencia
Óleo sobre lienzo, 200 x 150 cm 1908
Colección particular
67. Idilio en el mar
Óleo sobre lienzo, 149,5 x 199 cm 1908
Nueva York, The Hispanic Society of America
68. Saliendo del baño
Óleo sobre lienzo, 180 x 116,5 cm 1908
Nueva York, The Hispanic Society of America
69. Barcas valencianas
Óleo sobre lienzo, 52 x 85,5 cm 1908
Colección particular
70. El fotógrafo Antonio García en su laboratorio
Óleo sobre lienzo, 90,5 x 109,5 cm 1908
Nueva York, The Hispanic Society of America
71. El baño del caballo
Óleo sobre lienzo, 205 x 250 cm 1909
Madrid, Museo Sorolla
72. Antonio García en la playa
Óleo sobre lienzo, 150 x 150 cm 1909
Madrid, Museo Sorolla
73. Paseo a la orilla del mar
Madrid, Fundación Museo Sorolla
74. El balandrito
Óleo sobre lienzo, 100 x 110 cm 1909
Madrid, Museo Sorolla
75. Chicos en la playa
Óleo sobre lienzo, 118 x 185 cm 1909
Madrid, Museo Nacional del Prado
76. La alberca, Alcázar de Sevilla
Óleo sobre lienzo 82,5 x 105,5 cm 1910
Madrid, Museo Sorolla
77. Tarde de sol en el Alcázar de Sevilla
Óleo sobre lienzo 94 x 64 cm 1910
Colección particular
78. José Echegaray
Óleo sobre lienzo, 114,2 x 109,1 cm 1910
Nueva York, The Hispanic Society of America
79. Bajo el toldo. Zarauz
Óleo sobre lienzo, 99,1 x 114,3 cm 1910
Saint Louis, Saint Louis Art Museum, Purchase
80. Louis Comfort Tiffany
Óleo sobre lienzo, 150,5 x 225,5 cm 1911
Nueva York, The Hispanic Society of America
81. La siesta
Óleo sobre lienzo, 200 x 201 cm 1911
Madrid, Museo Sorolla
82. Castilla. La Fiesta del Pan
Óleo sobre lienzo, 351 x 139 cm 1913
Nueva York, The Hispanic Society of America
83. Sevilla. Los nazarenos
Óleo sobre lienzo, 351 x 300,5 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
84. Aragón. La jota
Óleo sobre lienzo, 351 x 301 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
85. Navarra. El concejo del Roncal
Óleo sobre lienzo, 349 x 230 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
86. Guipúzcoa. Los bolos
Óleo sobre lienzo, 350 x 231,5 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
87. Andalucía. El encierro
Óleo sobre lienzo, 350 x 762 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
88. Sevilla. El baile
Óleo sobre lienzo, 351 x 302,5 cm 1914
Nueva York, The Hispanic Society of America
89. Sevilla. Los toreros
Óleo sobre lienzo, 350 x 231 cm 1915
Nueva York, The Hispanic Society of America
90. Galicia. La romería
Óleo sobre lienzo, 351 x 300 cm 1915
Nueva York, The Hispanic Society of America
91. Cataluña. El pescado
Óleo sobre lienzo, 351 x 485 cm 1915
Nueva York, The Hispanic Society of America
92. Valencia, Las grupas
Óleo sobre lienzo, 351 x 301 cm 1916
Nueva York, The Hispanic Society of America
93. Extremadura. El mercado
Óleo sobre lienzo, 351 x 302 cm 1917
Nueva York, The Hispanic Society of America
94. Elche. El palmeral
Óleo sobre lienzo, 350 x 231 cm 1918
Nueva York, The Hispanic Society of America
95. Ayamonte. La pesca del atún
Óleo sobre lienzo, 349 x 485 cm 1919
Nueva York, The Hispanic Society of America
96. Barcas varadas en la playa
Óleo sobre lienzo, 100 x 120 cm 1915
Colección particular
97. La bata rosa
Óleo sobre lienzo, 208 x 126,5 cm 1916
Madrid, Museo Sorolla
98. Sierra Nevada. Granada
Óleo sobre lienzo, 65 x 95 cm 1917
Colección particular
99. Buscando mariscos
Óleo sobre lienzo, 64 x 96 cm 1919
Madrid, Colección Santander
100. Los contrabandistas
Óleo sobre lienzo, 84 x 167 cm 1919
Colección particular
101. Jardín de la casa de Sorolla
Óleo sobre lienzo, 105 x 87,5 cm 1920
Madrid, Museo Sorolla
Es la última versión que realiza del jardín que hace plantar alrededor de su casa. Debe situarse hacia el mes de junio de 1920. Intenta el pintor desvalorizar los contornos como ya había hecho en los últimos jardines de Granada y Sevilla. Corresponde el lugar recogido al paso del segundo al tercer jardín del Museo Sorolla.
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