Exposición "Paco Cuadrado.
50 años con la pintura (1959-2009)"
Del 27 noviembre 2009 al 17 enero 2010
Casa de la Provincia
Plaza del Triunfo, 1.
Sevilla
Hablar con Paco Cuadrado es volver de momento a sentir la energía de los pintores de los setenta, aquellos que se comprometieron con la vida y la pintura a través de un movimiento llamado «realismo social» del que surgió la «Estampa Popular», y que en Sevilla reunió al propio Paco Cuadrado, Paco Cortijo y Cristóbal Aguilar.
«Girasoles secos» es la primera exposición menos figurativa de Cuadrado, «es como si hubiera abierto una ventana para indagar. Una vez me dijo Antonio López que me tenía que vestir de buzo y entrar en mi para llegar al fondo. Y eso he hecho». Los girasoles han perseguido siempre a Cuadrado sin saber porqué, aunque su memoria siempre recuerda los girasoles de Van Gogh.
Paco Cuadrado es un pintor de temas. De aquel realismo social dice que le queda «la ilusión por la vida, pero expresarme como cuando tenía veinte años, no. Aquel era el momento de cambios, lucha clandestina, emoción y vivir en el borde del peligro». Recuerda la dureza y la felicidad de aquellos años, «lo que no capte fue el sufrimiento de mis padres..., si lo llego a saber...».
Cárcel y cuadros
Lo metieron en la cárcel en el año 1963 por participar en la primera manifestación del 1 de mayo. Junto a él también detuvieron a Paco Cortijo y a Cristóbal Aguilar. «Era la primera vez que se hacía en Sevilla y fuimos 150 personas. Nos pusieron una multa de tres mil pesetas, un capital, y salió a cubrirla un señor que acaba de morir ahora que fue un gran coleccionista, Federico Jiménez Ontiveros». Luego pasó cuatro años en la cárcel por troskista, primero seis meses en la de Sevilla y el resto en varias cárceles de Barcelona, ciudad a la que se había exiliado. «Hacía grabados que la familia sacaba y vendía, lo que se ganaba iba para una bolsa de resistencia de los presos. Don Joaquín, jefe de servicio de la prisión de Sevilla, me compró un dibujo. Era un hombre que me respetaba y me dejaba pintar».
Para el artista ahora la pintura está muy difícil, «hay que saber pintar muy bien. Yo me comprometí con la pintura y sigo así», pero reconoce que todo se ha masificado y «la mediocridad funciona en todos los gremios. En mi curso en Bellas Artes éramos catorce. Ahora salen cada año cien. Todos pueden estudiar pero no hacen luego el recorrido hasta el final y lo que hay que disfrutar, como decía Machado, es el camino. Ahora la gente quiere llegar al final demasiado deprisa».
El movimiento de la Estampa Popular fue corto en el tiempo, «yo la continué en solitario por haber entrado en la cárcel y por el concepto de que llevé lo popular hasta las últimas consecuencias de militancia. Luché para que la pintura recorriera los barrios y fui por toda España visitando asociaciones de vecinos, pero no conseguí que ningún pintor joven de mi generación se uniera a mi». Cuadrado vive día a día, el momento. «Igual que el cuadro. Si no disfruto del cuadro, pincelada a pincelada, qué mas me da lo que ocurra después».
Dentro de dos meses este artista cumplirá setenta años, «me decían que como no soy moderno, no podía ser contemporáneo. Era una lucha continua y he tenido que quitar neblinas de mi lado para darme por fin cuenta de que soy contemporáneo». Pero hay gente que se ha quedado en el camino, como su amigo el desaparecido Paco Molina, «un transgresor como él le haría hoy día mucha falta a esta ciudad», dice.
Mari Paz, su mujer es quien más le ha apoyado siempre, «cuando las galerías no apostaban por mí porque después del realismo social parecía que no tenía nada que contar, ella sí lo hizo. En 1994 en la galería Ventana Abierta, hoy Birimbao, todo cambió».
La próxima retrospectiva en la Casa de la Provincia será el resultado de cinco décadas de su trabajo, «yo soy pintor por una actitud en la vida. Sólo me recuerdo dibujando».
ABC Jueves, 28-05-09
MARTA CARRASCO
Obras en la exposición: